
ISSN-e: 2737-6419
Per
Â
ıodo: octubre-diciembre 2025
Revista Athenea
Vol.6, N
Â
umero 22, (pp. 08-17)
sigue siendo
´
util como lente conceptual para entender din
´
amicas grupales [6].
Modelos de emoci
´
on computacional tambi
´
en respaldan la idea de campos de inĆuencia emocional.
Schweitzer y Garc
´
ıa desarrollaron un modelo multiagente en comunidades en l
´
ınea donde se genera un
campo informativo emocional que retroalimenta los estados emocionales de los agentes [
7]. Aunque
su escala y mecanismos diĄeren del presente trabajo, el principio de propagaci
´
on y retroalimentaci
´
on
emocional como campo es compartido. De modo similar, Ambrosio propone una descripci
´
on matem
´
atica
de las emociones como ondas electromagn
´
eticas para cuantiĄcar su intensidad y naturaleza [8], lo cual
se alinea con nuestra simulaci
´
on de campos emocionales mediante cargas.
Los patrones de superposici
´
on observados en nuestra simulaci
´
on, zonas donde campos de cargas
opuestas se neutralizan parcial o totalmente, evocan fen
´
omenos de interferencia emo cional, similares a
los comportamientos emergentes en comunidades humanas complejas. Este tipo de Şcancelaci
´
on emo-
cionalŤ puede entenderse como mecanismo de regulaci
´
on grupal o mediaci
´
on. En el
´
ambito educativo,
la analog
´
ıa puede servir como herramienta para que los estudiantes visualicen c
´
omo m
´
ultiples inĆuencias
afectivas pueden converger, reforzarse o contrarrestarse.
No obstante, la analog
´
ıa tiene sus l
´
ımites. Como advierte Brown, los estudiantes pueden extrapolar
excesivamente y aplicar la analog
´
ıa m
´
as all
´
a de su dominio v
´
alido [
1]. De forma an
´
aloga, Guerra-Ramos
muestra que la efectividad de las analog
´
ıas depende de c
´
omo se presenten y de la participaci
´
on activa
de los estudiantes en el mapeo de relaciones, no solo del paralelismo superĄcial [9]. Por ello, es ese ncial
aclarar que este modelo no pretende cuantiĄcar emociones reales ni sustituir teor
´
ıas psicol
´
ogicas, sino
servir como marco interpretativo simb
´
olico.
Adem
´
as, teor
´
ıas contempor
´
aneas de la emoci
´
on ofrecen perspectivas cr
´
ıticas. Barrett propone la
teor
´
ıa de la emoci
´
on construida, seg
´
un la cual las emociones no son entidades Ąjas, sino construcciones
predictivas del cerebro basadas en afecto continuo y conceptos culturales [
10]. Esto implica que no se
pueden asignar valores emocionales absolutos (como una carga q) sin considerar el contexto, la cultura y
la variabilidad individual. En consecuencia, la analog
´
ıa aqu
´
ı planteada es una simpliĄcaci
´
on intencional
con Ąnes explicativos.
Otra limitaci
´
on es la ausencia de validaci
´
on emp
´
ırica directa. Ser
´
ıa valioso que estudios futuros
confrontaran los campos simulados con datos emocionales reales recogidos mediante cuestionarios, sen-
sores Ąsiol
´
ogicos o m
´
etricas subjetivas. Esta validaci
´
on cruzada podr
´
ıa ajustar magnitudes, polaridades
o distribuci
´
on espacial del modelo emocional.
En s
´
ıntesis, los resultados apoyan la hip
´
otesis de que la estructura formal del campo el
´
ectrico puede
servir como analog
´
ıa plausible para conceptualizar din
´
amicas emocionales grupales. Las Ąguras de
l
´
ıneas de campo complementan la tipiĄcaci
´
on cualitativa de la Tabla
2, y los patrones de interacci
´
on
simulados reĆejan fen
´
omenos intuitivos de atracci
´
on, repulsi
´
on y neutralidad emocional. Si bien el
modelo es simb
´
olico y no pretende reemplazar teor
´
ıas psicol
´
ogicas, ofrece una herramienta poderosa de
visualizaci
´
on y reĆexi
´
on para el cruce entre ciencia, emoci
´
on y educaci
´
on.
CONCLUSIONES
El an
´
alisis realizado conĄrma que la estructura formal del campo el
´
ectrico y la Ley de Coulomb
permiten modelar, de manera rigurosa y signiĄcativa, la din
´
amica de los sentimientos humanos en
contextos individuales y colectivos. A trav
´
es de una analog
´
ıa cuidadosamente construida, se ha de-
mostrado que los sentimientos, entendidos como manifestaciones afectivas de diferente intensidad y
direcci
´
on, pueden representarse simb
´
olicamente como cargas emocionales capaces de inĆuir en su en-
torno, generando campos cuya interacci
´
on obedece principios estructuralmente an
´
alogos a los de la
f
´
ısica electromagn
´
etica
La intensidad del sentimiento se representa eĄcazmente mediante la magnitud de la carga emo-
cional, y el grado de proximidad entre personas determina la fuerza con la que dichos sentimientos se
maniĄestan mutuamente, tal como lo establece la relaci
´
on inversa al cuadrado de la distancia en la Ley
de Coulomb. Del mismo modo, el entorno act
´
ua como un medio modulador que puede ampliĄcar o
atenuar los efectos de estas interacciones emocionales, revelando la importancia del contexto psicoso-
cial en el comportamiento afectivo. El principio de superposici
´
on de campos permite interpretar, con
precisi
´
on conc eptual, fen
´
omenos como la armon
´
ıa em ocional grupal, los climas afectivos colectivos y
las interferencias entre sentimientos opuestos.
L´arez R. Entre cargas y emociones: una analog´ıa electromagn´etica desde la Ley de Coulomb
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